Chilaquilandia

Bajé del avión. Sentí la típica brisa de sauna de Monterrey. Pagué el estacionamiento (descubrí que dejar mi carro estacionado 2 días es más barato que usar taxi). Conduje mi sensual bólido rojo hasta mi casa. Comí sushi. Y en lo que me hace la digestión (es decir, mientras tiro la hueva), medito profundamente la siguiente reflexión:

“Orcos urbanos, temblores, zombies influenzados, lluvias al estilo Arca de Noé, anuncios electorales, contaminación, tráfico, y todas las plagas que aun faltan para este 2009 caracterizan a la Ciudad del Bache y Capital del tope (en algún momento dije que la ciudad desaparecería en el 2015, todo parece indicar que mis predicciones van por buen camino, sino… echen un ojo al bache que se hizo en la Nápoles). Sin embargo, es increíble lo bien que me la paso cada vez que visito la Ciudá. ¿Por qué fregados es eso si yo tanto la odiaba? (Es más… esta vez pasé por Reforma, y hasta se me hizo muy chido ver el Ángel de la Independencia (que por cierto no es un ángel))”

Si bien, mi hábito de beber influyen bastante para que mis noches sean todo un éxito, también estoy convencido que el DeFe tiene algo' del que jamás podré separarme. Como diría mi abuelo para estas circunstancias: “¡Estamos Fregados!” (aunque él siempre usaba esta expresión cuando no había futbol o béisbol en la tele los fines de semana).

Ni modo, así es esto de las enchiladas verdes. Mi nexo con Pejelandia será al estilo de Sísifo (el dramático….)

Maldito DF, Odio et Amo.

Y aunque esta vez no hubo tacos de suadero, reven en la Condesa o partido en el Azteca, lo disfruté bastante. ¡Hasta eché rock en Coyoacán! Demonios… sólo falta que los pumas ya me empiecen a caer bien (¡¡jamás!!)

¿China…? ¡¡CHINA TU MADRE!!

¡Ahora resulta que una bola de cuenta-chiles-salta pa’tras con los ojos de regalo nos discriminan! Don’t touch my balls!!! Eso sí ya es el colmo. Que una bola de chinos no nos dejen entrar a su mugroso país, y además nos encierren cual maras salvatruchas. Me van a decir que un chino es más limpio que un mexicano, ni aunque me lo dijera el Tío Gamboín le creería.

Siempre lo he dicho, me caen muy mal los chinos (por no decir que los odio, ya que eso no es bien visto), y sí, tienen la culpa de muchas cosas.

Pero bueno, ni quien quisiera ir a su país ¡A la chinada con los chinos!

A la Chi...

¡¡¡A LA CHINGADA LOS PASTORES SE ACABÓ LA NAVIDAD!!! O un famoso STOP MAIMING!!! Fueron las frases más adecuadas con las que pensaba renunciar. Sin embargo, me aconsejaron que posiblemente no sería la forma más polite para terminar una relación laboral. Y como carezco de sentido común, hice caso.

Jamás había renunciado de un trabajo (la verdad no es que haya tenido muchos. Ni modo, eso de trabajar no es para todos. Y creo que para mí definitivamente no lo es). Debo confesar que sentí algo de nervio y emoción. Algo parecido a como cuando cortas a una novia que nunca quisiste. La sensación es muy satisfactoria. Hace mucho que no iba al trabajo con tanta emoción.

¿Y ahora qué sigue? No sé por qué la gente me pregunta todo el tiempo eso. Pues evidentemente me dedicaré a la vida bohemia y de excesos que tanto me caracteriza. Esta actividad indudablemente es un trabajo de tiempo completo que sólo los profesionales pueden ejercer. Así que ese es el siguiente paso. Y dejen de molestar.

El hecho es que el hombre útil siempre me ha parecido antiestético.